Crecí en la zona urbana de Dublín (Irlanda) y pasé las vacaciones de mi infancia en la granja de mi madre. Este contraste temprano influyó mucho en la mezcla de elementos de mi obra: las formas biomórficas, la cálida paleta terrosa y las construcciones geométricas.

A los 23 años dejé Dublín por Nueva York, iniciando 20 años de viajes por zonas urbanas y rurales de México, Senegal, Londres, Bruselas y Beirut. Mis primeras pinturas las realicé en paredes interiores de Mérida (México), muy influida por la tradición muralista. Viajé con mi saxofón, conociendo distintas tradiciones musicales a la vez que documentaba fotográficamente mis experiencias. Me familiaricé con diversos estilos cromáticos, formas arquitectónicas, danzas y trajes, enriqueciendo mi estética. Estos encuentros fueron influencias sutiles pero definitivas en mi mundo pictórico.

Mi reciente serie Geo-métrica se inspira en disposiciones compositivas: la repetición rítmica de patrones urbanos, el diálogo de colores y lo que considero una profunda conexión entre las formas musicales y visuales, especialmente el minimalismo con su énfasis en la repetición y las variaciones menores. Aunque parto de un plan preconcebido, la improvisación es parte integrante del proceso. En la galería incluyo obras de series anteriores: Of Fruitfulness y Chalk Play.

Para mí, pintar es alejarse del mundo percibido y viajar hacia el interior. Citando a la pintora Agnes Martin, "la belleza no está en los ojos, está en la mente". La pintura es un proceso meditativo y de expresión personal, y creo que mis mejores cuadros conectan con mi interior.